28 Se estremeció la tierra por sus habitantes, y toda la casa de Jacob
se cubrió de vergüenza.
29 Dos años después, envió el rey a las ciudades de Judá al Misarca,
que se presentó en Jerusalén con un fuerte ejército.
30 Habló dolosamente palabras de paz y cuando se hubo ganado la
confianza, cayó de repente sobre la ciudad y le asestó un duro
golpe
matando a muchos del pueblo de Israel.
31 Saqueó la ciudad, la incendió y arrasó sus casas y la muralla que la
rodeaba.
32 Sus hombres hicieron cautivos a mujeres y niños y se adueñaron
del ganado.
33 Después reconstruyeron la Ciudad de David con una muralla
grande y fuerte, con torres poderosas, y la hicieron su Ciudadela.
34 Establecieron allí una raza pecadora de rebeldes, que en ella se
hicieron fuertes.
35 La proveyeron de armas y vituallas y depositaron en ella el botín
que habían reunido del saqueo de Jerusalén. Fue un peligroso lazo.